Resulta que al ex Ministro de Educación, el
señor Iñigo Méndez de Vigo, se le ocurrió la idea de encargarle a José Antonio
Marina, filósofo y pedagogo, la redacción de un libro blanco sobre las
funciones del docente con motivo del debate educativo de su campaña electoral.
Esto es, un ensayo donde aparecen las problemáticas básicas a las que se
enfrenta el cuerpo docente, y las propuestas para solucionar las mismas. El
objetivo de esta guía sería buscar un pacto de estado educativo, complicado en
los tiempos que corren y sin una adaptación legislativa previa que lo avale.
Así pues, Marina se decide a comenzar su
libro blanco, no sin antes consultar esto con el pueblo: redes sociales y
medios de comunicación permitieron la contribución de numerosos profesores y
profesionales, además de las experiencias personales de otros tantos en el
ámbito de la educación.
Serían demasiado extenso centrarnos en todos
los puntos que el autor trata, por ello he decidido centrarme en uno de los
puntos clave: la necesidad de transformación de la escuela española. Y vayamos
por partes…
Decía Pablo Freire que “enseñar no es
transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción
y construcción”. Y es ahí donde debería estar el primer punto de mira, en la
autonomía del alumno y la creación de un pensamiento crítico que nos ayude a
discernir entre un conocimiento arcaico, desfasado e inservible de uno que
tenga aplicaciones reales en la vida. ¿Complicado? Por supuesto. ¿Imposible? No
lo creo… Si ya lo decía Nike, “impossible is nothing”, y ahí lo tenemos,
liderando una de las corporativas con más beneficios del mundo, y probablemente
con uno de los mejores equipos de marketing
del mercado.
Y aquí es donde entra el papel del profesor…
El docente es, sin duda, un guía. Un guía que
nos ayuda a seguir adelante en la buena dirección y a mostrarnos cómo llegar a
ese conocimiento. Ante la idea errónea de que la figura del docente está menos
valorada de lo que nos pensamos, Marina amplía la búsqueda de información sobre
el prestigio social que adquieren los profesores. La Fundación Europea Sociedad
y Educación (2014) publica un informe sobre el prestigio del docente en nuestro
país[1].
Más de 100 páginas enfocadas a la visión social de la figura docente y a su vez
medidas que aumentarían su prestigio. Para verlo más claro, echaremos un
vistazo a uno de los gráficos comprendidos en el informe, que habla sobre
medidas de prestigio del educador:
Si lo analizamos, los encuestados están de
acuerdo en que una de las maneras de mejorar la reputación del docente es
contar con más medios, que la transparencia del sistema ayude a que se conozcan
socialmente mejor los resultados de lo que ellos hacen y el refuerzo desde casa
de la autoridad de los profesores.
Solamente un 45% de los encuestados hace
hincapié en la formación inicial que se imparte a los futuros profesores,
dándole puntuaciones altas, lo que lleva a que en una media general quede por
debajo de las tres que hemos comentado anteriormente.
Para concluir, y lanzando una pregunta al
aire, ¿pensáis que la figura del docente merece más prestigio social, o
solamente un adaptación en el sistema educativo para remodelarse y lograr así
ser mejor entendida y considerada…?
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