La educación prohibida


A propósito de la película documental "La educación prohibida" (link al final del post) cabe reflexionar acerca de la educación, del sistema educativo y sobre todo la finalidad de las escuelas. En el film, numerosos expertos de escuelas basadas en metodologías no convencionales de entre América latina y España se centran en una visión crítica de la educación y de la escuela como institución. 



¿Cuál es el objetivo de la educación? ¿Qué papel desempeña la escuela en este proceso? ¿Cómo influyen los condicionamientos del sistema en el proceso educativo?

La educación tal como hoy la conocemos, lejos de ser el proceso libre y personal de auto-conocimiento y conocimiento del entorno, es concebida como un negocio. Si pensamos en un aula, un grupo de jóvenes, conocidos como alumnos, son dirigidos por una figura de autoridad, conocida como profesor, que intenta implantar un pensamiento prefabricado y unos valores fijados en base al sistema social que conocemos. Disciplinas como la puntualidad, el orden, la obediencia y la rectitud son condición sine qua non para pertenecer a ese pequeño ecosistema jerarquizado que se forma en una clase. Así, ese espacio se convierte en una cárcel de adoctrinamiento donde pensar por sí mismo y dudar de la veracidad de lo que nos cuentan tiene castigo. El aprendizaje viene motivado por factores externos, como las calificaciones positivas y los premios, por lo que las trampas y la competitividad imperan. Las capacidades de ese grupo de alumnos se mide en números, al igual que ellos, y las calificaciones representan su valor ante el resto: eres mediocre, sobresaliente o suficiente, todo condicionado por una nota. A su vez el docente también está limitado por el sistema y es considerado un número. Llegas, escuchas, apruebas, promocionas y te vas. Suma y sigue...

¿Dónde se ha quedado el valor del aprendizaje, de la creatividad y el individualismo de cada ser en su propio proceso de aprendizaje?

A día de hoy, las escuelas son un castigo y aprobar una obligación. La escuela es el centro de instrucción creado para adiestrar a los futuros súbditos de un sistema social que mueve el resto de sectores. Por lo tanto, escuela no es sinónimo de educación. Y los profesores están condicionados a un planteamiento meramente administrativo: les dicen qué enseñar y cómo enseñarlo. Aprender se ha convertido en una condición obligatoria para "ser alguien en la vida", sin darnos cuenta de que cada cuál tiene su propio proceso de aprendizaje, sus ritmos, que se ha impuesto la sumisión en detrimento de la creatividad y la experimentación personal. Hemos adoctrinado a los jóvenes, pero también el conocimiento.

El proceso de aprendizaje es innato que aparece con la curiosidad hacia lo que nos rodea, lo único que hay que hacer como profesores es acompañarlo, nunca imponerlo. En vista de que la esencia del ser humano reside en la curiosidad, la búsqueda del conocimiento y del aprendizaje no es inculcado ni se considera como un mérito. La única restricción que existe es que la escuela dirige ese aprendizaje con verdades universales, condiciona el aprendizaje y no permite libertad para cuestionarse nada. La escuela es de carácter sectario, para modelar a gusto de lo que el sistema social plantea.

Si te quedas atrás, no vales.
Si piensas por ti mismo, no vales.
Si no estás de acuerdo, no vales.
Si pones en duda, no vales.

Sólo tenemos que echar la vista atrás para ver que los mayores genios de la historia iban en contra de las imposiciones anteriores, y en la mayoría de los casos, contra el sistema. Si decidimos por ellos, nunca desarrollarán una autonomía para tomar sus propias decisiones, y la importancia del conocimiento reside en la libertad de aprender lo que queremos aprender y de autogestionar nuestro propio proceso. 
La importancia de responsabilizarse de nuestro propio conocimiento y de lo que somos resulta importante para tener un pensamiento más crítico en la vida adulta, y para ser capaces de tomar decisiones responsables y seguras sin preocuparnos de lo que se espera de nosotros.

El desarrollo afectivo ayuda al proceso de aprendizaje, y a su vez el entorno influye en cada proceso en concreto. La aportación de las relaciones familiares y personales con el entorno reproducen una educación mucho más cercana a la realidad de cada individuo en concreto. Por otro lado el educador tiene que contribuir de manera activa en el proceso, y sentirse cómodo con el método en el que se realiza. La educación la hace la persona.

Sabemos que no se puede definir un método educativo perfecto ni una escuela que lo sea, pero sí tenemos claro que hay ciertos puntos fuertes que es necesario reforzar para que la educación se lleve de manera autónoma, crítica, personal y feliz. 
Si empezamos permitiendo una mayor implicación docente en el sistema educativo, sumado a que el papel de las escuelas fuera de vínculo mediador para llegar al conocimiento de cada individuo, los resultados serían más satisfactorios, y el proceso de aprendizaje sería, sin duda, mucho más fácil para todos.




La educación prohibida, película completa - https://www.youtube.com/watch?v=-1Y9OqSJKCc 

Comentarios