Cadena de favores

Hay muchas películas que abordan el tema de la educación desde diferentes puntos de vista o diferentes enfoques. Una de las películas que me marcó cuando la vi, y que aun habiéndola visto varias veces no puedo contener las lágrimas, es “Cadena de favores”.


Estrenada en el año 2000, y protagonizada por unos jovencísimos Kevin Spacey, Helen Hunt, y más joven aún Haley Joel Osment, cuenta la historia de un colegio de gran diversidad y un proyecto para cambiar el mundo.

El profesor les propone una actividad a sus alumnos en la que deben reflexionar sobre una manera sencilla de cambiar el mundo que les rodea. No tiene por qué ser nada elaborado, simplemente algo que ellos, desde su condición de niños, y con una posible aplicación a los adultos, puedan llevar a cabo desde sus casas o en su círculo cercano. De aquí surge la fantástica idea de Trevor, un niño de 11 años con un gran sentido de la justicia y un altruismo llevados al extremo. Entusiasmado con esta idea, Trevor pone en funcionamiento un proyecto que explica en la pizarra de la siguiente manera:


El primer individuo de la cadena tiene que hacer tres favores a personas distintas, y cada uno de estos tres, a otros tres a su vez, y así sucesivamente. El resultado es un sistema piramidal donde todo el mundo, de una manera o de otra, sale beneficiado. Los favores no tienen por qué ser grandes lujos ni muy costosos, solamente favores al alcance de la persona que los realiza, y significativos para la persona que los recibe.


Pues bien, el proyecto se extiende y su éxito mediático es tal, que Trevor se hace famoso y todo el mundo empieza a poner en práctica la cadena de favores. Sin embargo, Trevor se encuentra con numerosas dificultades para poder realizar esos favores y que estos lleven a buen puerto con sus personas elegidas.

Antes de destripar el final, voy a poner en el punto de mira una reflexión personal acerca del tema: ¿sería posible llevar a cabo esta cadena de favores en el mundo en el que vivimos? Bajo mi punto de vista, este proyecto tiene más de utópico que de real, no obstante, el simple hecho de proponerlo supone una fe y una ilusión en el ser humano que no todo el mundo contempla.

Ni todo el mundo puede ayudar a todo el mundo, ni todo el mundo quiere ser ayudado, y eso discurre contra las premisas de este juego. Quizás tienes grandes ideas para ayudar a individuos o colectivos, pero el sistema se elabora de una manera mucho más complicada, y probablemente no será posible por un simple hombre/mujer establecer ese cambio sin ayuda. De ahí el fijar la magnitud de tus cambios, o la ayuda que necesitas para hacerlo. Puede que con 11 años y sin ninguna ayuda no puedas hacer tanto como pretendes, a pesar de tu enorme intención, pero cuando eres adulto y buscas los enlaces necesarios, las cosas pueden ir surgiendo. A donde quiero llegar es que la idea es maravillosa, idílica también, pero está basada en una idea de que el ser humano es bueno y debe seguirlo siendo, cosa que parece que se nos olvida de vez en cuando.

En mi opinión, altamente recomendable, muy trascendente, y de una manera u otra emana un brillo especial en la idea que quiere enviarnos. Quizás un gesto pequeño puede ayudar más de lo que nos pensamos, y eso es lo que deberíamos potenciar e inculcar en nuestro día a día. Os dejo en link del trailer para que podáis echar un vistazo:


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