Lo pone en el Reglamento...


¿Cómo puedo saber si el centro en el que estoy interesada cumple con las expectativas que yo tengo sobre él?

Pues bien, una de las formas más fáciles de promocionar un centro educativo, y por otro lado de que las familias sepan lo que pueden esperar de él es un Reglamento de Régimen Interno. Echando un vistazo a este informe podemos ver si el tono en el que está redactado es más serio o más distendido, si se basa en la rigidez o en la comprensión, y sobre todo la oferta educativa que propone.

Para verlo en un ejemplo más práctico, vamos a trabajar sobre el Reglamento de Régimen Interno de un instituto público de Valladolid, el IES Ribera de Castilla. Podéis ojear su página web para haceros una idea, no obstante, yo os dejo el link para acceder de forma directa a su Reglamento.[1]

Personalmente he querido centrarme en los capítulos VI, VIII y X para explicar un poco mi impresión acerca de los temas que se tratan, como son los derechos y deberes tanto de los profesores como de los estudiantes y cuál es el procedimiento frente a un caso de acoso.



Con respecto a los derechos del docente, si leemos un poco entre líneas, el Reglamento deja ver claramente su libertad de actuación siempre y cuando esté justificada con una mejora en el rendimiento de los alumnos, así como la libertad de manifestar sus creencias e ideologías. Sin embargo, los deberes del profesor están supeditados siempre a la figura del Jefe de Estudios, que es quien tiene la última palabra en aspectos como faltas de asistencia, castigos o reprimendas por un comportamiento fuera de lugar, etc.

En el Reglamento de este centro se habla de “educación emocional” y “libertad de expresión” en los derechos de los alumnos, aspecto muy importante para la formación crítica de los chavales, haciéndoles comprender que la diferencia de ideas, si unas complementan a otras, pueden dar mejores resultados. También tienen muy en cuenta la formación enfocada a un futuro cercano y al ámbito laboral. De igual modo, dentro de los deberes de los estudiantes, se hace referencia a que deben esforzarse para lograr el máximo rendimiento y el desarrollo de su personalidad, por lo que se continúa dando mucha importancia al crecimiento del alumno no sólo como profesional, sino como persona.

Para el tratamiento de los casos de acoso, queda claro que sólo se procederá a realizar este tipo de actuaciones en caso de que sea claramente una situación de inferioridad (acosado/s) de uno o varios de ellos, ante la superioridad de uno o más participantes (acosador/es). El resto, se tomarán como peleas entre iguales, y el procedimiento, por lo tanto, cambia. Indican explícitamente la tolerancia cero sobre este tipo de comportamientos, ya sea de carácter físico o psicológico. Además de eso, en el Reglamento se enumeran de forma clara las consecuencias que esto puede conllevar en la víctima, teniendo también en cuenta el fracaso escolar como una de ellas.


Su protocolo de actuación consta de varios puntos: el primero está enfocado al conocimiento e información al centro de la situación, para que alguien del cuerpo docente esté al tanto de lo que sucede. Desde el centro, dependiendo de la gravedad del asunto, las medidas que se tomen serán de carácter inmediato y urgente, o se tomarán las medidas de información a las familias y al resto de profesionales que atienden a la persona acosada.

Con esto podemos deducir, que además de ser un centro con mucha diversidad en la que se promueve, casi de manera obligatoria, la interculturalidad y el respeto por todas las culturas y opiniones, también es un centro que al tener en su oferta educativa la posibilidad de Formación Profesional Básica, pone el punto de mira no sólo al sistema académico, sino también al laboral. El tono con el que lo exponen es distendido hablando de los puntos positivos, y por otro lado firme y duro con respecto a los casos de problemáticas, sanciones y planes de actuación ante situaciones de acoso.


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