La importancia de la resolución de conflictos
es clave para un centro educativo, ya sean en las aulas, en el patio de la
escuela o de carácter personal entre profesores. Los últimos son menos
frecuentes, ya que se trata de adultos en un lugar común y con una finalidad
específica que tienen que mostrar de cara a los alumnos. Dentro de las aulas,
los problemas que pueden surgir son varios, desde la desobediencia o el uso de
aparatos electrónicos hasta un conflicto propiamente dicho de acoso verbal o
físico entre los propios compañeros.
A mí me gustaría exponer un ejemplo de
conflicto grave que cada día está más presente en nuestra sociedad, y este es
la grabación a profesores, la violación de sus derechos o incluso la agresión física
o verbal hacia estos. ¿Cómo resolverlo?
Para empezar, el centro tiene que tomar
medidas resolutivas en el grado en que se haya provocado el problema. El
dispositivo quedaría requisado al menos hasta que se dejen claros los hechos
sucedidos con el alumno y con los padres, y tras la exposición de lo que ha
sucedido, el centro debe tomar medidas contra el alumno, expulsándolo de manera
disciplinaria, y obligándole a acudir a algún tipo de charlas de concienciación
del uso de las redes o de lo que puede pasar judicialmente si se trasgreden
ciertos límites. Me parece interesante que esa charla se aplique al conjunto de
todos los alumnos, ya que es algo que no se informa normalmente y que es
necesario conocer, para que planteen las consecuencias.
Los alumnos deben conocer sus derechos, pero
también sus deberes, y nunca hacer abuso de los primeros. Por lo tanto es
imprescindible conocer tanto el Reglamento Interno de los centros a los que
acuden, como la ley que les ampara y que por otro lado puede sancionarles en
caso de que trasgredan los límites.
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